Cuando una película está basada en un libro cuyo argumento
es devastador es muy difícil valorar al
director, guionista, productor etc… Porque su función se queda en un segundo
plano dada la fuerza de la historia.
En este caso no es Polanski sino Ariel Dorfman el que me
puso los pelos de punta describiendo mis miedos como mujer con respecto a los
hombres. Lo pasé mal, muy mal, porque en la vida nadie nos librará nunca de la
mentira ni del afán de poder mal gestionado.
Tristemente no puedo decir que haya leído el libro, y
alegremente diré, que jamás lo leeré, por eso no puedo juzgar bien esta
película, no sé qué es de Polanski ni
qué es de Dorfman, de hecho, no sabía
nada de la película cuando me puse a verla, pero el nombre del director pesaba
mucho y me animé.
Nos encontramos con una Sigourney Weaver muy desquiciada. Imaginamos que es por el tiempo de guerra que
acaban de terminar pero se le adivina que aún le pesa un pasado difícil. Efectivamente, vamos descubriendo que el pasado fue
violada por un médico que no contento con ello, la torturaba con una bella
canción de Schubert mientras acometía el
acto. Ella nunca pudo verlo ya que le vendaban los ojos, por eso, confió en su
olfato y su oído para reconocer a este individuo cuando, una noche de
tormenta, aparece en su casa.
Se me vienen a la mente dos de mis libros favoritos. Por un lado, me he acordado de la naranja
mecánica, por la que el destino llevó al pobre Alex a asociar a su compositor
favorito con la peor de las sensaciones tanto física como psicológica. Es
realmente aterrador imaginar que algo que te hace vibrar y elevarte, sentirte
en paz y protegido, un día te retuerza
las entrañas y quieras morir al escucharlo.
Por otro lado, recordaba 1984 en la parte final en la que el
supuesto compañero, acaba torturándolo
con dos sensaciones opuestas. Le infundían dolor y después , cariño y compresión. No sé cómo no le explotó
la cabeza al confundido Winston… Poco hay en este mundo tan desagradable como
que alguien se muestre tan dual, ya no sabes qué pensar y la tortura se abre
nuevos caminos más allá del dolor, ese desconcierto es también, aterrador.
Bueno, pues estas dos pinceladas de estos dos grandes libros
se pueden ver reflejados es esta historia, en el momento en el que se describe
que el médico le preguntaba si le gustaba Schubert y ella emocionada le decía
“¡Sí, me encanta!” y así, con esa amabilidad desconcertarla y hacerla incapaz
de escuchar a Schubert para el resto de su vida.
Esta mujer vivió toda su vida con sed de venganza, pero al no creer posible volver a encontrar a su torturador, no planeó nada concreto. Por lo que al aparecer en su propia casa, tiene que tomar todas las decisiones que no tomó en su momento.
Esta mujer vivió toda su vida con sed de venganza, pero al no creer posible volver a encontrar a su torturador, no planeó nada concreto. Por lo que al aparecer en su propia casa, tiene que tomar todas las decisiones que no tomó en su momento.
Esta es la historia de una mujer válida y luchadora, que dio
por su marido todo lo que él jamás habría sido capaz de dar por ella, obteniendo de él
traición, mentiras y recuerdos borrosos, que fue violada y torturada con música al fondo y como no, a pesar de
todo lo pasado, se atreven a llamarla loca.
Y aquí dejo la obra que da nombre a la película y sobre la que, de alguna manera, gira la historia. Preciosa.