lunes, 1 de abril de 2013

La muerte y la doncella.- Roman Polanski


Cuando una película está basada en un libro cuyo argumento es devastador es muy difícil valorar al director, guionista, productor etc… Porque su función se queda en un segundo plano dada la fuerza de la historia.
En este caso no es Polanski sino Ariel Dorfman el que me puso los pelos de punta describiendo mis miedos como mujer con respecto a los hombres. Lo pasé mal, muy mal, porque en la vida nadie nos librará nunca de la mentira ni del afán de poder mal gestionado.
Tristemente no puedo decir que haya leído el libro, y alegremente diré, que jamás lo leeré, por eso no puedo juzgar bien esta película, no sé qué es de  Polanski ni qué  es de Dorfman, de hecho, no sabía nada de la película cuando me puse a verla, pero el nombre del director pesaba mucho y me animé.

Nos encontramos con una Sigourney Weaver muy  desquiciada.  Imaginamos que es por el tiempo de guerra que acaban de terminar pero se le adivina que aún le pesa un pasado difícil. Efectivamente, vamos descubriendo que el pasado fue violada por un médico que no contento con ello, la torturaba con una bella canción de Schubert  mientras acometía el acto. Ella nunca pudo verlo ya que le vendaban los ojos, por eso, confió en su olfato y su oído para reconocer a este individuo cuando, una noche de tormenta,  aparece en su casa.
Se me vienen a la mente dos de mis libros favoritos.  Por un lado, me he acordado de la naranja mecánica, por la que el destino llevó al pobre Alex a asociar a su compositor favorito con la peor de las sensaciones tanto física como psicológica. Es realmente aterrador imaginar que algo que te hace vibrar y elevarte, sentirte en paz y protegido, un día te  retuerza las entrañas y quieras morir al escucharlo.

Por otro lado, recordaba 1984 en la parte final en la que el supuesto compañero, acaba torturándolo  con dos sensaciones opuestas. Le infundían dolor y después ,  cariño y compresión. No sé cómo no le explotó la cabeza al confundido Winston… Poco hay en este mundo tan desagradable como que alguien se muestre tan dual, ya no sabes qué pensar y la tortura se abre nuevos caminos más allá del dolor, ese desconcierto es también, aterrador.
Bueno, pues estas dos pinceladas de estos dos grandes libros se pueden ver reflejados es esta historia, en el momento en el que se describe que el médico le preguntaba si le gustaba Schubert y ella emocionada le decía “¡Sí, me encanta!” y así, con esa amabilidad desconcertarla y hacerla incapaz de escuchar a Schubert para el resto de su vida.

Esta mujer vivió toda su vida con sed de venganza, pero al no creer posible volver a encontrar a su torturador, no planeó nada concreto. Por lo que al aparecer en su propia casa, tiene que tomar todas las decisiones que no tomó en su momento. 
Esta es la historia de una mujer válida y luchadora, que dio por su marido todo lo que él jamás habría sido capaz de dar por ella, obteniendo de él traición, mentiras y recuerdos borrosos, que fue violada y torturada con  música al fondo y como no, a pesar de todo lo pasado, se atreven a llamarla loca.



Y aquí dejo la obra que da nombre a la película y sobre la que, de alguna manera, gira la historia. Preciosa.


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